Decir el nombre de Lobos Negros es lo mismo que decir Luis Martín, un músico inquieto, fiel a los presupuestos del rock'n'roll y, sobre todo, ligado a su tierra natal, Talavera de la Reina, en la provincia de Toledo.
Con más de 30 años de carrera musical a su espaldas, Martín ha paseado su música -rockabilly, psichobilly, qué mas da; la denominación es lo de menos- por escenarios de toda España y otros países como México, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Estonia o Reino Unido, siempre con la premisa de ser independiente: 'Siempre he luchado a contracorriente, a veces te dan ganas de dejarlo todo pero de pronto te salen tres actuaciones y es como si recibieras un premio'.
Lobos Negros nacieron a principios de los los 80, al albor de la Movida, influidos por los clásicos del rock'n'roll como Chuck Berry, Little Richards o Elvis Presley, pero también de nuevas formaciones como Stray Cats, que incorporaban en su paleta sonora las sonoridades del punk de finales de los 70.
Aunque no gozaron del éxito comercial de algunos de sus compañeros de hornada, como Los Rebeldes o Loquillo y Los Trogloditas, sí han conseguido labrarse una larga carrera, con 14 discos grabados, apariciones en más de 40 recopilatorios y cientos de actuaciones a lo largo de la geografía española.
El secreto de su longevidad es 'la constancia', afirma Luis Martín, guitarrista, vocalista y líder de la banda -que completan Fernando Fernández al bajo y el batería Ricardo Virtanen-.
Lejos de vivir del pasado, el músico talaverano afirma que el momento más importante de su carrera es 'ahora'.
Un presente en el que destaca un proyecto en el que Martín se embarcó hace casi una década y que hace un par de años logró materializar: la construcción y comercialización de una guitarra de cerámica, como homenaje al producto más conocido de su tierra, Talavera de la Reina.